SIN PALABRAS


Durante meses acaparó todos aquellos vocablos que a su alcance tuvo, hasta que, por fin, un día, decidió verterlos de sus labios, de la lengua y del cóncavo paladar, del reverso de los dientes y de la fe para darles el ritmo, la métrica, el fraseo que su corazón declamaba en la cuna de un suspiro contenido. Toda oreja en cuyos vericuetos se deslizó aquella su voz, ideó para tal retórica una suerte de resistencia viral que dejó a este trovador mudo, alienado, desvalido...

Recompúsose en poco tiempo de aquel desarraigo y, no sin pesar, hubo de hacer borrón y cuenta nueva; tal que así, estrenó un segundo dietario: A’ra, poneré en cola los palabros y que toa la basca se cosque y que naide se que’ sin coscarse del pograma. Asina lo he escribido y asina lo haré desde el fondo de mi patata pa’ tos’. Grabiel N.Ñ


Largo desandar, camino…